1. CONSIDERACIONES PARA SU PREPARACIÓN
Este capitulo debe ser el primero porque determina la razón de nuestro cultivo, fácilmente olvidada por operarios y jefes en el proceso de producción de rosas.
Si un operario supiera que una rosa de mala calidad puede llegar hasta hacer quebrar una empresa, seguramente no la manejaría mal, la cuidaría en todo el proceso como un tesoro y es que para un expendedor de rosas, perder su buena imagen es no vender, es represar un producto que día a día muere y cada vez es menos bello, menos deseable y le toca llegar a la incógnita de vender mala calidad o botar; botar duele y lastima el bolsillo, pero ofrecer mala calidad acaba con el negocio, es lo peor!!!.
Los inteligentes y éticos en este negocio, botan lo que no sirve, lo que no va a durar; es preferible perder un poco que perderlo todo.
Conocí a través de mi trayectoria laboral gerentes que se ufanaban de haber podido “meterles” a las comercializadoras flor de mala calidad, vieja o enferma para salvar su propio pellejo, por sus errores agronómicos o para mostrar productividad. Que estupidez tan grande, que falta de honestidad, que deficiente formación profesional y que irresponsabilidad; esta mentalidad muestra el desconocimiento absoluto de la razón de ser del negocio.
Lo primero que debe aprender un gerente y llevarlo inclusive hasta el portero, en una plantación de rosas, es la cultura de la calidad del producto y que nos lleva a las siguientes premisas:
“Solamente se quiere una rosa que al ponerla en florero con agua, abra, dure y se vea bien, produciéndole satisfacción y agrado al comprador.”
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